Lo que hace una década parecía ciencia ficción, hoy ya surca los cielos de China. Los autos voladores, o vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL), están siendo probados con éxito por empresas como XPeng AeroHT y EHang, que ya cuentan con licencias experimentales para vuelos urbanos. ¿Qué significa esto para el futuro del transporte? ¿Y cuándo podríamos ver uno en América Latina?
¿Qué es un auto volador y cómo funciona?
A diferencia de un helicóptero tradicional, los autos voladores usan propulsión eléctrica y rotores múltiples que les permiten despegar y aterrizar verticalmente (VTOL) sin necesidad de pista. Se controlan mediante inteligencia artificial y sistemas de navegación autónoma, aunque también pueden ser pilotados de forma remota o manual.
Estos vehículos suelen ser biplaza, tienen autonomía de entre 30 y 100 kilómetros, y están pensados para tramos urbanos o de corta distancia, como traslados entre ciudades o zonas congestionadas.
¿Qué empresas están liderando en China?
- XPeng AeroHT: ha desarrollado prototipos híbridos que pueden circular por carretera y despegar desde plataformas especiales.
- EHang: su modelo EH216 ya ha realizado más de 30.000 vuelos de prueba y ha sido aprobado por la Autoridad de Aviación Civil de China para servicios comerciales piloto.
- AutoFlight y Volant también trabajan en modelos autónomos enfocados en logística o transporte de pasajeros.
¿Cuánto costarán?
Actualmente, el costo de un auto volador oscila entre $100.000 y $300.000 dólares, aunque se espera que el precio baje con la producción masiva. Sin embargo, más que para uso individual, muchas empresas apuestan por modelos compartidos, similares a Uber, donde se paga por trayecto y no por propiedad.
¿Cuándo podrían llegar a Latinoamérica?
Latinoamérica aún enfrenta barreras importantes:
- Falta de infraestructura aérea urbana (helipuertos, rutas, control de tráfico).
- Regulación aérea limitada o inexistente para vehículos autónomos.
- Altos costos tecnológicos y económicos.
Aun así, Brasil, México y Colombia han mostrado interés en tecnologías de movilidad aérea urbana. Lo más probable es que los primeros pilotos lleguen entre 2026 y 2030, de la mano de empresas privadas en colaboración con gobiernos.
¿Qué cambiaría con su llegada?
Los autos voladores podrían reducir radicalmente los tiempos de transporte en ciudades congestionadas, beneficiar zonas rurales mal conectadas y abrir nuevas oportunidades de negocio en turismo, logística médica o transporte VIP. Pero también traen desafíos: consumo energético, seguridad, regulación y acceso equitativo.
¿Reemplazarán los autos voladores a los terrestres?
Aunque los autos voladores representan una innovación emocionante, no reemplazarán por completo a los vehículos terrestres en el corto ni mediano plazo. Su alto costo, las limitaciones de autonomía, la necesidad de rutas aéreas reguladas y los requisitos de infraestructura hacen que su uso esté enfocado en trayectos específicos y servicios premium. En el futuro, podrían complementar el transporte urbano en zonas congestionadas o poco accesibles, pero los autos tradicionales seguirán siendo el medio principal de movilidad cotidiana para la mayoría de la población.
Síntesis final: Un futuro elevado, pero no lejano
China ya está volando. Latinoamérica, aunque va unos pasos detrás, tiene el potencial de integrarse en esta revolución del transporte. La clave estará en prepararse desde ahora: adaptando normativas, apostando por infraestructura y observando las pruebas que otros países están realizando. El cielo, literalmente, es el límite.
